Literatura. Miguel de Cervantes, preso en Argel. Todos sufrían, aquel horrible cautiverio
Miguel de Cervantes. No existe ningún retrato de su imagen real
Literatura. Miguel de Cervantes preso en Argel
Todos los hombres sufrían en aquel horrible cautiverio en el que era frecuente, perder una oreja, la nariz, una mano, o sencillamente morir empalado, o en la horca.
Miguel de Cervantes. 1583/41. Aprox. ¿Juan de Jáuregui?
Miguel de Cervantes. Alcalá de Henares. 29 de septiembre de 1547. Madrid. 22 de Abril de 1516.
Después de los años de servicio en el ejército, al que se alistó huyendo de la justicia (En un duelo, murió su rival), exiliado en Roma, en 1569, y de su valiente participación, en la Batalla de Lepanto (157), en la que fue herido de disparos de arcabuz, en una mano (desde entonces la tendría engarrotada), y el pecho; Cervantes que era un avezado marino, que conocía las fatigas que acarreaba la abnegada mar, y la vida de soldado, regresaba, por fin, a casa, a bordo de «El Sol», desde la Península Itálica, a la Península ibérica; mas apenas había transcurrido una semana de navegación tranquila, cuando, una gran tormenta los separó bruscamente, del convoy de barcos, con los que navegaba, e irremisiblemente, fue a parar a la costa francesa, de Las 3 Marías; finalmente, cuando apurados, se encontraban al pairo, dos galeotas turquescas salieron de una escondida y cercana cala, haciendolos prisioneros, no sin antes producirse, una feroz refriega…
El capitán de la nave murió en el combate. Cervantes que resultó ileso no estaba solo, Rodrigo su hermano, también se encontraba en la falúa.
Almirante otomano dando ordenes durante un abordaje. Andrea Micheli.
SON HECHOS PRISIONEROS. EN ARGEL ESTÁ EL NEGOCIO
Cinco largos años, van a pasar los dos hermanos al capricho de mercaderes; de brutales hombres sin escrúpulos, que trataban a los cautivos como mercancía, y mera mano de obra gratuita.
PENSÓ QUE MORIRÍA
Miguel de Cervantes salvó su vida atribuyéndose una supuesta nobleza de personaje importante; las cartas de recomendación de Juan de Austria, y el Duque de Sessa, que el insigne escritor llevaba encima, y que le fueron descubiertas, contribuyeron a esta teoría y, Cervantes puesto que era una valiosa mercancía, recibió mejor trato, que la mayoría de los cautivos.
Cundo el escritor llegó a Argel cuna de los corsarios islámicos, lo hizo encadenado de pies y manos. Hiijo de un barbero cirujano de escasa fortuna Cervantes pensaba, que moriría, pues sabia que su familia carecía de fortuna, y que por lo tanto jamás podría pagar su rescate.
Navío otomano. 1762. Pieter Brûnniche.
En Argel todo tenía un precio, no en vano, era entonces, un famoso y gran emporio comercial que atraia a hacer negocios, a una exótica algarabia de mercaderes y negociantes, que comprendia, todas las razas y religiones.
Una de las mejores mercancías de aquel gran centro comercial, eran las vidas humanas, y a Miguel de Cervantes le adjudicaron un alto valor, y por lo tanto un alto precio.
Todos los hombres sufrían en aquel horrible cautiverio, en el que no era poco frecuente perder una oreja, la nariz, una mano, o sencillamente, morir empalado o en la horca; todo ello era mostrado en la exótica ciudad, como un gran espectáculo público, para diversión de los vecinos.
EL CACHÉ DE MIGUEL DE CERVANTES
En aquel Argel capitalista, en la que todo era tasado y convertido en dinero, un preso ilustre como creían que era Cervantes valía muchos ducados. Por aquel entonces, los frailes Mercedarios y también los Trinitarios, se encargaban de la intermediación con los piratas musulmanes, así como de recoger las limosnas y aportaciones de los familiares y amigos de los cautivos, con el fin de liberarlos.
Al margen de estas negociaciones se organizaban fugas, normalmente financiadas por familiares. Donde aparece el dinero, (sin contabilizar con transparencia), surge la corrupción, y este mal tan extendido ahora, no fue tampoco ajeno, en aquellas pasadas y tristes circunstancias.
Cervantes como buen soldado cautivo, intentó la fuga en cuatro ocasiones, pero en ninguna de ellas tuvo éxito, sin embargo, si pudo perder la vida, antes de haber conseguido finalmente, su ansiada liberación.
Fueron los hermanos de la orden de los Mercedarios, los que se encargaron finalmente del rescate de Cervantes así, como su hermano Rodrigo. La familia del genial escritor vendió todos sus bienes, y el Consejo de las Cruzadas, cedió 60 ducados en forma de préstamo.
La Batalla de Lepanto. 1572. Paolo Veronese.
Era finales de marzo de 1577, cuando los frailes Mercedarios partieron hacia Argel, allí surgieron problemas, mientras que Rodrigo (cuyo rescate era más barato) podía quedar libre, los piratas berberiscos, no consentían en poner en libertad a Miguel, al considerarlo una jugosa presa.
Así pues Rodrigo abandonó el cautiverio mientras su hermano Miguel continuaba en el. Los frailes organizaron otra expediciónes de rescate. El precio de Cervantes que se iba encareciendo, esta vez se fijó en seiscientos ducados.
NO VA MÁS
El tiempo ha ido pasando, a Cervantes se le acaba el crédito, y al pachá la paciencia, el 19 de septiembre de 1580, el genial escritor aparece en escena cargado de cadenas, la barba cerrada, y con la mano y el brazo izquierdo en cabestrillo, va a ser utilizado como remero, en una nave que se dirige hacia Costantinopla, donde si llega con vida, será finalmente vendido como esclavo.
Juan Gil un fraile Trinitario, que ahora se encarga de la negociación, parte raudo hacia Argel con 250 Ducados, que aporta la madre de Miguel, doña Leonor, y el Consejo de las Cruzadas, que en esta ocasión aporta 465 ducados. ¡No va más!
CERVANTES REGRESA A CASA
En el último momento cuando el barco está a punto de partir, se produce como solía ser habitual, el último regateo, Fray Juan Gil ofrece ahora, 600 ducados por el cautivo; y por fin felizmente, Miguel de Cervantes es liberado.
Cinco días después, el barco en el que regresaba Miguel de Cervantes arriba en la costa valenciana, de Denia, era el 29 de octubre de 1580. Después de 5 largos años de penoso cautiverio en Argel y, de 10 años desde que abandonara España huyendo, primero de la justicia, y después en pos de una carrera militar Cervantes, manco, pálido, y demacrado, regresaba por fin a casa, mientras tanto, habían transcurrido, nada más, ni nada menos, que 15 largos años.
Literatura. Miguel de Cervantes preso en Argel. Todos los hombres sufrían en aquel horrible cautiverio en el que no era poco frecuente perder una oreja la nariz, una mano, o sencillamente morir empalado o en la horca.
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