La Puerta. Simone Weil. «Abridnos ya las puertas, dejadnos ver los huertos»
Simone Weil, París 3 de febrero de 1909. Ashford, 24 de agosto de 1943. Escritora, poeta, profesora, y filosofa. Nace en el seno de una familia judía, su padre es médico, su hermano un exitoso abogado. Simone es una gran estudiante, se graduó a los 22 años, y enseguida se puso a dar clases. Inquieta, pronto viajó a Alemania, de vuelta en París, trabaja como obrera en diferentes fábricas.
Pacifista radical, y sindicalista revolucionaria, participa en la guerra civil española (Brigadas Internacionales), en el bando republicano, donde se integra militarmente en la Columna Durruti. Algo le ocurrió entonces, que le recorrió la espalda como un doloroso latigazo; cuando, se encontraba valientemente participando en una acción militar, finalmente, delante de sus ojos es fusilado un joven falangista. Ella lo cuenta así…
«Me tumbo de espaldas, miro las hojas, el cielo azul. Es un día precioso. Si caigo presa, me matarán…Pero lo tengo merecido. Los nuestros han vertido sangre de sobra. Soy moralmente cómplice. Se están produciendo formas de control y casos de inhumanidad absolutamente contrarios al ideal libertario».
Ya de regreso en Francia. En 1940 huye de París. y se refugia en Marsella. En 1942 viaja a Estados Unidos donde visitará a sus padres y hermano, después viaja a Inglaterra y se incorpora a la resistencia. Simone ya ha visto mucho, y lo ha denunciado, ahora la lucida pensadora, comienza a decantarse gradualmente, hacia la espiritualidad cristiana, mas (heterodoxa), le interesan también otras religiones. En 1943, enferma de tuberculosis, se interna en un sanatorio, en Ashford, (Inglaterra), falleciendo en el mes de agosto, solo tenía 34 años de edad. Sin embargo, antes le dio tiempo, de dejarnos escritos, textos tan bellos como el siguiente.
La Porte (La Puerta)
El ciclo de los días en el cielo desierto
Que gira en el silencio de miradas mortales;
La boca abierta aquí, tragando sin cesar
Tantos gritos de suplica, tantos gritos crueles;
Todos los astros bailan lentamente su danza,
Única danza fija, mudo estallido en lo alto,
Sin forma mal que pese, sin nombre, sin cadencia,
Perfectos en exceso, sin mácula ninguna;
Bajo ellos suspendidos, nuestra ira nada vale.
Pues nos rompéis el alma, calmadnos nuestra sed.
De quejas y deseos su ciclo nos arrastra;
Fueron nuestros maestros brillantes siempre airosos.
Cadenas de luz para que lastimáis los cuerpos.
Clavados sin escándalo en un punto del Norte,
Con el alma desnuda, a toda herida expuesta,
Hasta morir queremos prestaros obediencia.
Abridnos ya las puertas, dejadnos ver los huertos,
Y beber su agua fresca marcada por la luna.
Rival del forastero, la larga senda quema.
Vagamos sin saber, sin encontrar un sitio.
Queremos ver las flores. La sed nos ha hecho presa.
Ante la puerta estamos, expectantes y heridos.
A golpes la echaremos abajo si hace falta.
Pero la puerta es firme, no cede a nuestro empuje.
Tendremos que esperar, mirarla inútilmente.
La puerta está cerrada con aire inconquistable.
Miramos fijamente, llorando en la tortura;
Aplastados la vemos por el peso del tiempo.
Simone Weil
La Puerta. Simone Weil. «Abridnos ya las puertas, dejadnos ver los huertos»
Literatura. Simone Weil. La Porte. La Puerta. Escritora. Poeta. Filosofa. Periodista. Pensadora.